Hace poco más de cuatro meses se destacó en un pulso de negocios de que “Muchas estrategias no son estrategias”. En esta entrega, se busca ampliar esta reflexión, puesto que se está terminando el primer mes del último trimestre del año. Algunas de las grandes interrogantes quizás sean: ¿Cómo estoy sobrellevando toda esta situación actual? ¿De qué manera debo encarar lo que queda del trimestre y del próximo año?
Godinez y Hernández (2015), definen a la estrategia de negocios como la inteligente localización de recursos limitados en un sistema único de actividades para desempeñarse de manera sorprendente sobre la competencia y sirviendo a los clientes. En otras palabras, desde Mentu se explica por estrategias al conjunto de acciones orientadas al logro de objetivos. El principal desafío muchas veces es tener clara la ruta a donde se desea llegar, que es donde se destaca el valor de la comprensión del concepto.
Existen varios artículos que hablan de lo que “son” las estrategias, sin embargo, en este Pulso de Negocios, se aborda el tema en función a lo que “no son” las estrategias y se destacan tres ejemplos que se desarrollan a continuación.
Aspiraciones. Michael Porter una vez dijo, “La esencia de la estrategia es elegir qué no hacer”. Generalmente, muchas personas confunden las estrategias con las metas, lo cual, son dos temas totalmente distintos, aunque complementarios. Las aspiraciones son metas, objetivos y/o visualizaciones que, si bien, sirven de guía a formar un norte claro y a enfocar en lo que uno está buscando alcanzar, pero no debería confundirse con las estrategias. Probablemente hayas o llegues a observar que las estrategias están expuestas como: “Ser líder del mercado”, “Ser el proveedor clave para todos”, “Ser reconocido dentro del mercado”. Pues no, no lo son. Y, algo muy importante de entender es que eso, son metas que se alcanzan y logran a través de la buena aplicación de estrategias.
Mejores prácticas. Se sabe que las estrategias están vinculadas a la planeación, la táctica, y, sobre todo, en este caso, obtener una ventaja comparativa. Sin embargo, las mejores prácticas evitan las ventajas comparativas, debido a que las mismas están al alcance de todos, es decir, cualquier persona u organización con un poco de liderazgo, dinero y visión profesional pueden tenerlas.
Todo lo que no sea algo único de la organización, son mejores prácticas. no se está diciendo que se deba escoger por ejemplo entre ¿Gestión de Personas o desarrollo de Estrategias?, dado que, muchas mejores prácticas complementan a las estrategias y son importantes para que cada área pueda alcanzar sus metas, pero no son estrategias, sino que, mejores prácticas. El no distinguir entre una y otra puede llevar a la organización a perder el liderazgo, y, por lo tanto, perder el negocio, de allí la importancia de marcar claramente su diferencia.
Seth Godin decía que, “El cambio es inocente e implacable; por tanto, la mejor estrategia es aceptarlos y evolucionar”. Otros ejemplos erróneos de cómo se cree que son las estrategias, pero en realidad son mejores prácticas: “Tener una certificación de calidad”, “Establecer un proceso y sistema de Customer Relationship Management (CRM)”, “Tener toda la documentación contable adecuadamente”.
Controlar. Ser cuidadoso, restrictivo y temeroso de ciertas cosas, no son estrategias, no decimos que no sea útil ser precavido, solo que no es una “estrategia”. Si sos un tomador de decisión y no estás dispuesto a tomar riesgos por la organización, pues entonces no estamos seguros de que tengas una estrategia claramente definida orientada al crecimiento o consolidación.
Cientos de planes y organizaciones fracasan o no logran alcanzar su potencial a consecuencia de esta variable discutida en este punto. Debes ser consciente que, en algunos casos, para crecer y prosperar, deberás tomar decisiones en las que la organización se enfrentará a escenarios inciertos, pero que pueden sobresalir dentro de todo tal como se abordó en el pulso que hablaba de ¿Cómo planificamos la incertidumbre?.
Mintzberg decía que, “La estrategia es un patrón en una corriente de decisiones”. No contar con un proceso formal de desarrollo de estrategia, puede ser lo mismo que: 4 de cada 10 coches en las carreteras operen sin volante. O, que 4 de cada 10 equipos de fútbol profesional no tengan pizarra de jugadas.
Si estás pensando en instrumentos para planificar el futuro de tu organización, puedes agendar una reunión con un consultor de Mentu, el cual será capaz de escucharte, guiarte y proponerte un norte claro con herramientas, que luego puedan acompañar al monitoreo de la gestión de tus objetivos organizacionales.
Recuerda que, se está viviendo un momento único, con oportunidades y decisiones sensibles, que marcarán el futuro de las organizaciones y discutirlo con especialistas en el área puede ayudar a la construcción de un futuro prometedor, para tu organización.
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