Desde la semana pasada se vienen registrando en Chile varias protestas estudiantiles que terminaron el fin de semana en incendios, saqueos y enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas del orden del país andino, todo esto debido al aumento en el precio del subte, medida que ya fue cancelada por el presidente chileno Sebastián Piñera.

Esta medida hubiera afectado principalmente a los estudiantes y a las personas de menores ingresos, ya que el precio del subte (1,17 USD por viaje) en gastos mensuales, representa aproximadamente el 20% del salario mínimo que es de USD 422. Sin embargo, el origen de las protestas no es solo esta frustrada suba en el precio del transporte público, sino mas bien las protestas tienen como trasfondo la disconformidad del pueblo chileno con los costosos niveles de vida y la alta desigualdad existente.

A pesar de ser Chile uno de los países con mayor estabilidad en términos macroeconómicos de América Latina, teniendo el PIB per cápita más alto de la región y siendo la sexta economía más grande, la desigualdad es un problema que aún no pudieron resolver, donde según el último informe Panorama social de América Latina, elaborado por la CEPAL^[1], el 1% más rico de Chile, posee el 26,5% de la riqueza, mientras que el 50% de los hogares con menores ingresos accedió al 2,1% de la riqueza neta del país.

Este problema de desigualdad afecta también al Paraguay, el cual se encuentra posicionado como el séptimo país más desigual de América Latina según el Índice de Gini del 2018.