Elaborado por: economia@mentu.com.py
Publicado por: https://www.5dias.com.py/opinion/situacion-del-empleo-con-miras-a-su-reforma
En general, el acceso al empleo ha venido mejorando en el último periodo. Sin embargo, su calidad y su estructura difieren según el género, nivel de educación y zona de los trabajadores, lo cual tiene implicancias sobre su bienestar y calidad de vida.
En los últimos años, si bien el proceso de transición de la matriz productiva paraguaya de la agro-ganadería a una basada en servicios es todavía lento y complejo, y ha tenido cierta incidencia en el empleo. La mayor parte del crecimiento reciente del empleo se concentró en el comercio, restaurantes y hoteles, en los servicios comunales, sociales y personales, seguidos por la industria manufacturera, la construcción y otros servicios.
El crecimiento económico y demográfico ejerce una presión considerable sobre el mercado laboral y su capacidad de respuesta. Según el Banco Mundial, el ritmo de creación de empleo fue de 2,8% anual en el periodo 2008-2018, lo que estuvo acompañado del crecimiento de la productividad laboral dentro de los sectores, con un promedio del 2,1% anual en términos reales.
Históricamente, el dinamizador de la creación de empleos en Paraguay ha sido el sector privado. Un informe del Banco Mundial afirma que las grandes empresas formales fueron las responsables de añadir la mayoría de los empleos del sector privado desde el 2008. Estas pautas de creación de empleo se tradujeron en una mejora de la calidad del mismo, tanto porque se crearon numerosos puestos de trabajo formales como porque los salarios reales aumentaron en general, es decir, en todos los sectores y para la mayoría de las personas, sin importar su estado de formalidad.
Si bien el aumento del número de puestos de trabajo en el sector formal habría contribuido a una mayor productividad laboral, principalmente en lo que respecta al sector privado, la creación de empleos informales fue mucho mayor a la creación de empleos formales, lo cual atenúa el incremento de la productividad. En términos netos, entre los años 2015 y 2020, se crearon más de 171.000 empleos informales en la economía, frente a poco más de 85.000 formales. Además, como consecuencia de la coyuntura sanitaria, se verificó un aumento del empleo informal. En tan solo un año, la tasa de trabajadores informales se incrementó del 63,7% al 65,1%.
No obstante, no todos los trabajadores han podido beneficiarse del aumento de la demanda de trabajo y de los ingresos. En el último tiempo, el acceso desigual a factores clave de la vida laboral, desde la formación académica requerida hasta las oportunidades mismas de trabajo, crea desafíos para muchas personas que desean ingresar al mercado laboral.
Numerosos estudios que comparan resultados en función de las diferentes características de la oferta de trabajo, como el género, la edad y los niveles de educación reflejan esta situación. Los trabajadores jóvenes, las mujeres, las personas en situación de pobreza, los guaraní parlantes, y los que cuentan con menor educación tienen mayores probabilidades de trabajar de manera informal y/o temporal, y con ello tienen un menor acceso tanto al sistema jubilatorio como al sistema financiero en su conjunto. En el largo plazo, no se puede identificar una mejora sustancial en su calidad de vida ni en la de sus familias.
Los desequilibrios observados en el acceso a los empleos formales también reflejan las desigualdades geográficas en cuanto a la composición rural-urbana de los empleos. Si bien el acceso al empleo de los jóvenes ha aumentado considerablemente, el crecimiento del empleo se ha inclinado hacia los empleos urbanos. El empleo urbano creció por lo menos tres veces más rápido que el rural.
Pese al incremento del promedio de años de estudio de la población, la calidad de la educación es escasa, lo que limita las perspectivas de mejora sustantiva de la productividad. Los trabajadores rurales se trasladan a puestos de trabajo más productivos en zonas urbanas, pero muchos de ellos se dedican a la venta minorista, la construcción u otros servicios, lo que sugiere sólo un modesto aumento de la productividad laboral.
Dado que el trabajo en los centros urbanos suele ser mejor que en los rurales, la presión de la urbanización persistirá en los próximos años, sobre todo a medida que los jóvenes vayan desplazándose hacia las zonas urbanas. Existe un escenario de riesgo, que es el que no haya suficientes empleos productivos en el sector privado urbano para absorber el número de trabajadores que van incorporándose, dados sus niveles de educación.
Implicancias de política
En el sentido institucional, la aplicación de políticas orientadas al mercado laboral tiende a ser limitada por la falta de continuidad. El enfoque del empleo no debe ser cortoplacista, sino debe apuntar a articular una cooperación multiinstitucional que permita construir estrategias a largo plazo y anticipar las necesidades del mercado, para la creación de empleo de forma rápida y continua, dado el crecimiento de la población activa.
Además, estas políticas a largo plazo también implican una mayor diversificación de las actividades económicas que permita la creación de empleo de calidad en una amplia gama de sectores y lugares geográficos, capaz de dar cabida tanto a los trabajadores más cualificados como a los más vulnerables, para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo.
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