Elaborado por: economia@mentu.com.py
Publicado en: https://www.5dias.com.py/opinion/la-disyuntiva-de-mas-gasto-social-con-menos-deuda
Aunque es razonable pensar que un mayor endeudamiento puede contribuir a un mayor gasto social, en Paraguay la relación entre estas variables es más compleja. Un gasto público eficiente y bien estructurado tiene como fin sumar tanto al crecimiento como al desarrollo del país, pero su financiamiento también debe estar en línea con estos objetivos.
El gasto público y su relación con la deuda
Tradicionalmente, y de manera particular en el contexto de los países en desarrollo, el gasto público es un determinante significativo del crecimiento económico. Asimismo, mediante el gasto eficiente en sectores sociales como salud y educación, los gobiernos de estos países pueden incrementar además su desarrollo económico.
Sin embargo, dado que la inversión en el sector social no es directamente productiva, las asignaciones para la educación y la prestación de servicios sanitarios continúan siendo postergadas tanto en el proceso de formulación de presupuesto como en las consideraciones fiscales.
Como una deuda pública creciente implica que los ingresos fiscales están cada vez más comprometidos para el pago de intereses y amortizaciones, tiende a quedar menos margen disponible para financiar el desarrollo. En ese sentido, la teoría económica sugiere una relación negativa entre el servicio de la deuda y el desarrollo, así como el gasto del sector social.
El caso paraguayo
En Paraguay, la relación servicio de la deuda/ingresos del sector público, que es un indicador de sostenibilidad, refleja que más del 10% de los ingresos tributarios hoy están comprometidos para pago a los acreedores por lo que no se pueden utilizar para gastos sociales o inversión en infraestructura. Esta relación fue incrementándose de manera acelerada durante los últimos 10 años.
Por su parte, los fondos destinados a sectores sociales como salud y educación, además de prestaciones sociales que incluyen programas de transferencias condicionadas como Tekoporã y Abrazo, han crecido en los últimos años. Sin embargo, el análisis por objeto del gasto refleja que, en parte importante el incremento presupuestario de las entidades responsables se debe a la participación de la categoría de sueldos y bonificaciones en aproximadamente 70%, y no necesariamente a la inversión física o transferencias, que se mantiene en un promedio del 1,6% anual para educación y 5,2% para salud.
Esta ineficiencia en la calidad del gasto, sumada al aumento del pago por servicios de la deuda, no genera margen de maniobra para el desarrollo de infraestructura o más prestaciones sociales sin necesidad de recurrir a más endeudamiento. De esta forma, se genera un círculo vicioso en donde el Paraguay se endeuda y como no gasta eficientemente la mayoría de esos fondos, necesita más para cubrir sus compromisos, por tanto, vuelve a endeudarse.
Indiscutiblemente, los programas sociales son una de las herramientas principales para reducir la pobreza y la desigualdad en el país. Entre 2010 y 2019, el porcentaje de personas que vivían en situación de pobreza en el sector rural se redujo de 54% a 33,4%. Esta diferencia de 500.000 paraguayos, que hoy tienen acceso a condiciones de vida más dignas se debió en parte a estos programas e implica que el trabajo hecho en materia de financiamiento del gasto social es importante.
Sin embargo, en todo el país existen más de 1 millón y medio de paraguayos viviendo con menos de Gs 600.000 al mes, con los mismos derechos a vivir mejor, que requieren de una mayor inversión social para mejorar sus capacidades y oportunidades. Para ello, la elección entre un creciente endeudamiento y una mayor eficiencia en la calidad del gasto, además de una mejor gestión de los ingresos tributarios, puede marcar la diferencia.
Implicancias de política
Existen dos cuestiones a la hora de considerar políticas direccionadas a movilizar créditos para financiar gastos en desarrollo. Por un lado, el endeudamiento externo lo impulsa, porque Paraguay utiliza parte de esa financiación para el efecto. Por otro lado, el reembolso y el servicio de la deuda afectan a la capacidad del Gobierno para incrementar el gasto en los sectores sociales.
Desde el punto de vista social, la deuda es beneficiosa a corto plazo sólo si se utiliza con cuidado para el crecimiento y el desarrollo y para el fortalecimiento institucional. Sin embargo, si los recursos externos se utilizan para financiar el consumo, o proyectos del sector social que son indirectamente productivos sólo a largo plazo, o si son malversados mediante actos de corrupción o planificación ineficaz, o utilizados para cumplir con deudas anteriores, la práctica del endeudamiento continuo se traduce con el tiempo en obligaciones pendientes y problemas de servicio relacionados.
Una deuda creciente, especialmente en comparación con la capacidad productiva del país, desacelera el desarrollo del capital humano, con un impacto adverso indirecto en el crecimiento y la productividad de las nuevas inversiones en capital físico. Por tanto, para incrementar el financiamiento de los sectores sociales, se sugiere un reordenamiento de la estructura del gasto, además de más eficiencia en la gestión de los ingresos, que pueda asignar los recursos a las personas con calidad de vida más vulnerable.
Fuente: Elaboración MENTU con datos del Ministerio de Hacienda