En el último informe de la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en donde se analiza el impacto educativo de la pandemia en 32 países pobres y de ingresos medios se alertó sobre un posible incremento en las brechas entre los niños que tienen un aprendizaje adecuado y los que no.
El informe revela que más de 147 millones de niños y niñas perdieron aproximadamente 2 billones de horas de aprendizaje presencial en los últimos dos años. Así también, señala que en los países analizados el ritmo de aprendizaje actual es tan lento que la mayoría de los niños tardaría 7 y 11 años en adquirir competencias básicas de lectura y aritmética, respectivamente, en lugar de hacerlo en dos años.
Durante la pandemia, la educación se volvió en un factor de diferencia entre instituciones educativas y hogares, según su preparación para recibir la virtualidad, profundizando las pérdidas de aprendizaje ya existentes. Esto requiere de políticas concretas que brinden el apoyo intensivo para recuperar lo perdido y proporcionen los recursos necesarios para una educación que genere igualdad de oportunidades.
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