¿Alguna vez te preguntaste cuál es el rol principal que tienen las emociones en la organización? Sobre todo, en tiempos de incertidumbre laboral como los que estamos viviendo que indefectiblemente afecta el estado anímico de las personas. Ante este contexto surge otra interrogante... ¿Cómo administrar y gestionar adecuadamente las emociones del talento humano de la organización, sin que estas interrumpan o dificulten la dinámica de trabajo?
Las emociones no vienen en un compartimiento separado de la persona por lo que tienen directa relación con el rendimiento que ésta pudiera desempeñar en la organización de la que forma parte. La delgada línea entre lograr o no el éxito de un equipo de trabajo, radica en la gestión asertiva y oportuna de las emociones de parte de los líderes. Las emociones son una constante en los límites que hacen a la organización, es por ello la importancia de entenderlas para poder aprovecharlas en beneficio de todos los que conforman el equipo.
Desde Mentu en conversaciones con el equipo, aliados y clientes hemos recopilado algunos puntos importantes para tener en cuenta al momento de gestionar las emociones de manera adecuada, reconociendo la importancia que tienen dentro de cada organización:
1. Crear espacios y momentos: como líderes es mejor invitar a los colaboradores a que reconozcan y hablen abiertamente de sus emociones. Facilitar espacios para que la conversación se pueda dar de manera amena y fluida, generará un ambiente de seguridad y empatía.
2. Interpretar el lenguaje no verbal: actualmente prácticamente todo se realiza de manera virtual a través de plataformas como zoom, google meet o similares: desde reuniones con clientes, evaluación de trabajos con el equipo, intercambio de ideas para una presentación, entrevistas etc., debido a este contexto de pandemia se ha vuelto una necesidad poder interpretar lo que con gestos está expresando la otra persona, puede no manifestar mucho de manera oral pero si se observa mejor, el mensaje que llega a través de: una mirada, un gesto o una sonrisa dice mucho más sobre cómo se está sintiendo en ese momento.
3. Hacer preguntas inteligentes: son una herramienta muy útil al momento de reunir información precisa. Hacer las preguntas adecuadas en el momento oportuno ayudarán a tener en claro cuál es el panorama general por el cual está atravesando la persona o el equipo. Es fundamental que las preguntas no sean protocolares o de cumplimiento, sino que inviten a la reflexión y posterior acción del interlocutor.
4. Hablar sobre oportunidad de aprendizajes y no de errores: absolutamente nadie está exento de problemas, inconvenientes o trabas durante el desarrollo de un trabajo, sea este de la índole que fuera. Generar la cultura del “Aprendizaje” (¿qué aprendí?) y desechar el “fue un error, no hay solución etc” (es mi culpa) ayudará a promover en el colaborador el hábito de enfocarse en soluciones antes de caer en asunciones de culpas que a largo plazo no hacen más que ocasionar desgaste emocional.
5. Priorizar la retroalimentación: el feedback consistente, conciso y honesto debe ser recurrente de un líder con los miembros de su equipo. Esto ayudará a fortalecer la confianza del colaborador y se reflejará de manera positiva en el rendimiento dentro de la organización.
El colaborador no es una isla independiente del Líder, todos cuentan y todos marcan una diferencia en la dinámica de emociones que forma parte de la realidad organizacional. Las emociones mueven a las personas, Barton Goldsmith un conocido psicólogo decía: “Cuando la gente une sus emociones con una meta, la alcanza”.
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