Factores institucionales, culturales y económicos que todavía desalientan la formalización de las microempresas en el país fueron abordados por Jorge Garicoche, gerente de Economía de Mentu y miembro del equipo técnico de PRODesarrollo, en el marco del Foro Nacional de Mipymes 2024.
El problema de la informalidad afecta de manera particular a las micro y pequeñas empresas, debido a varios factores tales como los costos de la formalización, la escasa percepción del beneficio de ser formales y la baja formación en capacidades empresariales propia de la economía de subsistencia.
Estos temas fueron expuestos por Jorge Garicoche, gerente de Economía de Mentu y miembro del equipo técnico de la organización PRODesarrollo, en el Foro Nacional de Mipymes 2024 que se inició este miércoles 18 de septiembre.
En el panel “Beneficios de la formalización de las Mipymes para su crecimiento y desarrollo”, destacó que, efectivamente, operar en la formalidad es conveniente para las microempresas, por ejemplo, para conseguir mejores condiciones de financiamiento. Sin embargo, reconoció que persisten al interior de ellas importantes inhibidores provenientes de aspectos institucionales, culturales y económicos.
En el primer grupo, se refirió a causas como la percepción de que no se retribuye a través de los servicios públicos el esfuerzo que supone el pago de impuestos, o que no se recibe el beneficio de ser formal. “Es un inhibidor que desafía a seguir mejorando los niveles de calidad de los servicios públicos”, expresó el economista.
Por su parte, mencionó entre las causas culturales a que el mercado se rige por una concepción de que la competencia está operando en la informalidad, frente a lo cual se perdería competitividad en caso de pasar a la formalidad. “Entonces, es ´preferible´ que todos seamos informales”, advirtió.
A estos imaginarios populares se suman relatos como que tal o cual comerciante se desarrolló porque era contrabandista o creció porque antes no pagaba IVA (Impuesto al Valor Agregado). “Son cuestiones que están muy arraigadas y hay que trabajarlo con mucha educación, que seguramente va a llevar su tiempo, pero no podemos dejar de lado su abordaje”, añadió Garicoche.
Finalmente, reconoció que los inhibidores económicos a la formalización son los más conocidos. Aquí precisó que, por ejemplo, un talonario de factura de 50 páginas cuesta alrededor de G. 100.000. Si el precio de venta de una empanda es G. 6.000, un tercio del precio es solo costo del papel.
“Ahora, imaginemos productos menos sofisticados que una empanda, pero no menos vitales, como los remedios refrescantes, o una torta puede costar Gs. 10.000 y su registro en el INAN (Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición) puede terminar siendo ampliamente superior; o cuestiones de descalce financiero, si vendo a crédito, ya tengo que pagar el IVA y eso puede ser muy costoso para una casa de materiales de construcción que acaba de arrancar”, detalló el experto.
Importantes avances
Si bien la presencia de la economía informal todavía es elevada en nuestro país, Jorge Garicoche reconoció que existen estrategias de formalización y que algunas de ellas ya se están llevando a cabo, como una muestra de avance de las instituciones.
“El presidente de la República (Santiago Peña) dejó un mensaje claro de que las instituciones tienen que hablar entre sí, tienen que cooperar en conjunto, dijo que no hay ningún dato que sea secreto, creo que eso también es una orden directa, clara e interesante”, aseveró.
En este contexto, instó a implementar estrategias centradas en cuatro elementos: la revisión de los marcos normativos (resoluciones, aranceles, decretos e, incluso, algunas leyes como la de Mipymes), digitalizar los procesos, impulsar las capacidades de desarrollo empresarial y apuntar al financiamiento; en esto último, se podrían explorar opciones todavía poco conocidas, como el crowdfunding.
“Abrir una empresa a través de las EAS es un logro que hay que resaltar, pero todavía queda mucho por seguir avanzando en esos procesos de digitalización. Además, de qué nos sirve hablar de financiamiento, si todavía hay empresas que no están entendiendo cómo funciona un flujo de caja, no están separando las finanzas de la firma de las finanzas de las personas, y eso está trayendo muchas complicaciones a las organizaciones”, describió, entre los desafíos.
A modo de cierre, reiteró que “vale la pena ser formal”. Solo por mencionar un dato, recordó que en el sector formal se está encontrando financiamiento a una tasa de alrededor de 30%, en caso de acceder a un crédito de consumo, o de hasta 9% y 12% para Mipymes, dependiendo del requerimiento -según se anunció desde el Ministerio de Economía y Finanzas-; mientras que a un crédito informal/usurero se lo encuentra con una tasa de 500% en adelante, llegando a niveles incluso mucho más altos.
“Los usureros prestan abiertamente en redes sociales a 45% a 20 días, eso en el año es más de 500%; en mercados populares prestan al 10% al día, lo que llega a 3.600% al año”, describió Garicoche, durante su ponencia.
Finalmente, destacó la oportunidad que significa la formalización de las Mipymes para que estas puedan convertirse en proveedoras de empresas de mayor tamaño y, así, incrementar también sus niveles facturación y sus proyecciones de crecimiento.
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