Durante julio, las ventas minoristas de EE.UU. se mantuvieron sin cambios luego de haber subido 0,8% en el mes anterior, lo que se debería a que la persistencia de elevada inflación y las tasas de interés al alza habrían obligado a sus residentes a gastar con más cautela.
La caída mensual de 1,8% de las ventas de las estaciones de gasolina habrían liberado parte del presupuesto familiar reasignando los gastos hacia alimentos y bebidas, electrónica, materiales de construcción, salud, compras de minoristas que no son tiendas, entre otros.
En comparación con el año anterior, las ventas minoristas generales aumentaron 10,3%, lo que podría deberse a un efecto estadístico.
Si bien el gasto general continúa débil y se desplaza hacia los productos básicos alejándose de los bienes innecesarios, los consumidores, cuyo gasto es de aproximadamente el 70% de la actividad económica de EE.UU., se mostraron resistentes a la inflación, lo que aminora los temores a una recesión.
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