Sortear los obstáculos que impiden una atención sostenida o productividad efectiva es ahora el mayor desafío al que nos enfrentamos sea cual sea nuestra situación: teletrabajar o prestar servicios desde la oficina.
Hay “verdades” o “creencias” que suelen estar muy instaladas en algunos trabajadores de las distintas organizaciones. Hoy queremos mencionar las principales 7 que tienden a ser tomadas como “buenas” o “acertadas” cuando en realidad son hábitos dañinos para el cerebro.
- “Puedo atender sin necesidad de estar en primera fila”: una atención de calidad es posible únicamente a través de la cercanía con el estímulo. De ahí la importancia de facilitar espacios o momentos adecuados en el trabajo donde las ideas puedan fluir fácilmente, la comunicación sea efectiva y todas las personas involucradas tengan acceso a la información sin ningún tipo de distractor. Ej.: Reuniones virtuales: que todos los participantes se escuchen y vean correctamente.
- “Entre menos veces me levante de la silla más me voy a concentrar”: la capacidad de concentración disminuye y es directamente proporcional al tiempo que pasamos sentados o inactivos. Los músculos y ciertas partes del cerebro, al ser estimulados por el movimiento (como una simple caminata de 10 minutos), provocan que la dopamina - neurotransmisor cerebral que se relaciona con las funciones motrices, las emociones y los sentimientos de placer – sea vertida en el torrente sanguíneo provocando una sensación de bienestar.
- “Si no soy creativo/a, no puedo dibujar”: apoyarse en recursos gráficos para conceptualizar mejor una información, podría ayudar a organizar las ideas y proyectar con anticipación los resultados que deseamos lograr con el trabajo en cuestión. Dibujar en un papel, usar herramientas tecnológicas para crear gráficos o mapas conceptuales no es una cualidad exclusiva de personas “creativas” o relacionadas al arte. Ej.: Un profesional informático puede ordenar mejor una idea dibujando - en una pizarra acrílica - para desarrollar un sistema de protección en redes sin la necesidad de ser un dibujante calificado.
- “Aunque esté en una reunión, puedo aumentar mi productividad si respondo mails pendientes”: nuestro cerebro no está programado para mantener la atención sostenida en dos o tres cosas al mismo tiempo. Cuando comenzamos a responder mails en plena reunión virtual, lo que estamos haciendo es cambiar el orden de prioridad. Entre más tareas intentemos desarrollar al mismo tiempo bajo la premisa de: “así aumento mi productividad”, lo que en realidad estamos provocando es disminuir nuestra efectividad y perder el norte en la priorización de tareas. Si hace falta, debemos elegir un momento para darle a cada pendiente la merecida atención que merece.
- “Soy distraído/a por naturaleza, es algo que no puedo cambiar”: el buen hábito por lo general consta de disciplina y una rutina establecida, de acuerdo con esto, se puede entrenar hasta convertir en una buena costumbre la concentración en el “aquí y ahora”. ¿Cómo podemos lograr esto? Ya sea que estemos teletrabajando o cumpliendo horario en la oficina, es importante que encontremos e identifiquemos entornos/espacios que estimulen momentos de relax y concentración. Ej.: Si sentimos que nos concentramos mejor en el patio de la casa mientras escribimos un informe, tratemos de hacerlo ahí cada tanto aprovechando el plus que nos ofrece ese lugar.
- “Entre más horas trabaje, más voy a producir”: el cerebro humano a pesar de todas sus grandes virtudes tiene sus limitaciones, se cansa. No podemos permanecer concentrados por más de 45 minutos, por lo mismo es importante tomarnos pausas activas (por lo menos de 10 minutos) durante la jornada laboral y respetar en lo posible el horario referencial de trabajo.
- “Voy a descansar cuando me muera”: ¿queremos mejorar nuestra concentración y calidad de atención? Debemos dormir lo necesario. Cuando no descansamos de manera adecuada, nuestra capacidad de: aprender, concentrarnos y “hallarnos en el trabajo” disminuyen considerablemente. Conforme a las recomendaciones médicas, es saludable descansar entre 6 a 8 horas diarias.
Hay costumbres que adoptamos porque “creemos” pueden sumar a nuestro desempeño laboral. Si algunos de estos 7 puntos nos resultaron familiares… ya sabemos qué hacer para cambiarlos. Es ideal que a partir de este momento nos enfoquemos en adoptar o mantener hábitos que cuiden y fortalezcan nuestro cerebro. El buen rendimiento, la productividad y felicidad laboral vienen por añadidura.
Fuente:
7 mitos sobre el trabajo que perjudican nuestro cerebro - Steelcase