El Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA) redujo sus perspectivas de crecimiento global para el corriente a 3,1%, menor en 0,9 puntos porcentuales a su proyección de enero. En el ajuste incidieron los riesgos de una mayor escalada de la guerra en Ucrania, el rápido endurecimiento monetario en economías avanzadas y nuevas olas de la pandemia del Covid-19 en algunas regiones.
El estudio indica que los países en desarrollo importadores de las materias primas serían los más afectados, especialmente por el incremento de los alimentos y energía.
DESA estima que la inflación mundial alcanzaría 6,7%, lo que afectaría particularmente a los hogares de bajos ingresos y podría llevar a millones de personas a vivir por debajo de la línea de pobreza.
Así también el aumento de las tasas de referencias de la FED podría desencadenar una fuga de capitales de países en desarrollo, por lo que habría que trabajar en inversiones productivas para la región que retengan la migración.
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