El índice de precios de los alimentos que elabora la FAO aumentó 12,6% en marzo con relación al mes anterior, lo que produjo un salto récord que lo llevó al nivel más elevado desde su creación en 1990.
El incremento de los precios estuvo impulsado principalmente por la suba de las cotizaciones internacionales de las oleaginosas y los cereales, efecto en parte del conflicto entre Rusia y Ucrania, que está provocando una subida del precio de la energía, y encareciendo los costes de producción.
Según la FAO, los precios de los productos lácteos mantuvieron su tendencia al alza, respaldado por la escasez en los mercados mundiales como consecuencia la baja producción lechera en Europa occidental y Oceanía. El aceite de soja aumentó su precio debido a la preocupación acerca de una disminución de las disponibilidades exportables en América del Sur.
La escalada de los precios de los alimentos apunta a que la inflación sería una amenaza para la recuperación de la economía mundial cuyo dinamismo podría seguir siendo lento.
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