“En la construcción y consolidación de una cultura organizacional, existen innumerables factores, muchos de ellos tangibles y conscientes, otros inconscientes, pero igual de poderosos. Los mecanismos de defensa pertenecen a este último grupo, de ahí la importancia de intentar llevarlos todo lo más que se pueda al plano consciente, para así poder gestionarlos”.
Escuchando diariamente las necesidades de las organizaciones, podemos distinguir algunos desafíos concretos y otros que en realidad corresponden como a un mundo paralelo y desconocido, uno inconsciente y contundente, que motiva, mueve a ciertas conductas y responde a ciertos patrones difíciles de decodificar.
Las organizaciones tienen a sus colaboradores como constructores de su cultura. Pareciera como un desafío de doble vía y un dilema como el huevo y la gallina. Los colaboradores, ¿se comportan de determinada manera por la cultura reinante? O ¿la cultura reinante es producto de la conducta de los colaboradores?
Sin entrar a juzgar lo fundamental de tener una cultura fuerte y sólida que trascienda las personas, lo que se quiere reflexionar aquí es que toda persona tiene un lado inconsciente, y, por lo tanto, también las organizaciones y su cultura.
Detectar acciones inconscientes puede resultar difícil. E incluso, la mayoría de las veces es más fácil identificar en los demás que en nosotros mismos. No se puede eliminar el tenor inconsciente pero sí puede intentar minimizarlo, trayendo todo lo más que se pueda al plano consciente para poder gestionar y administrar adecuadamente las diferentes situaciones.
Es un desafío para los líderes de equipos, para quienes sugerimos estos 4 puntos clave, que fortalezcan una cultura organizacional sólida:
Al hablar de personas no existe nada mágico. ¿Te animás a preparar la pócima que sea acorde a tu organización?
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