Algunas habilidades más valoradas por las distintas organizaciones están vinculadas al liderazgo, manejo eficiente del tiempo y comunicación asertiva. Hay una habilidad transversal que implica un gran desafío: estar atentos a la otra persona. Si bien todos podríamos ser capaces de hacerlo, no siempre la predisposición acompaña a la acción.
El contexto actual nos hace ejercitar nuestra capacidad de readaptarnos. Hemos asumido un rol de estar pendientes de los cambios para hacer frente a los desafíos que afectan principalmente al ámbito profesional. Y es perfectamente entendible, atendiendo a tantas situaciones que han ocurrido de pérdidas de empleos y personas queridas, cierre de organizaciones y tantas otras, entramos a un círculo rutinario de reinventarnos para permanecer. Inmersos en esa agenda diaria, pudimos eventualmente descuidar un poquito los vínculos personales y afectivos. Tal vez, sin darnos cuenta, pasamos de largas conversaciones a escuetos saludos de cortesía.
Hoy proponemos la siguiente pregunta: ¿qué implica “estar atentos” a otros?
Compartimos en este Pulso Clave algunos puntos al respecto:
1. Estar vs “estar presentes”: físicamente podemos “estar” en un tiempo y espacio determinados, pero, eso no implica “estar presentes”, que nuestra presencia sea armónica (cuerpo, mente, emoción). Supongamos que un colaborador o colega te está comentando algo importante (personal o profesional). ¿Cómo se sentiría si solo viera las veces que miras el reloj de manera impaciente, chequeas el celular de tanto en tanto o siente que solo
pensas en ese informe que dejaste a medio terminar? Precisamente en esos pequeños instantes… “estar presente” implica estar atentos a los otros, es brindarnos por entero al momento y al otro.
2. Ver, pensar, interpretar y actuar: ante situaciones que forman parte del escenario que propone la vida diaria, somos partícipes (voluntarios o no) de experiencias que podrían evitarse o dejarnos interesantes aprendizajes si tuviésemos en cuenta lo siguiente: el ver cada situación de manera objetiva, pensar en el “cómo” para luego interpretar el “porqué”. Juan debió defender una postura grupal ante terceras personas, todo iba bien hasta que guardó silencio y se echó para atrás. María, miembro de su equipo asumió el rol de Juan y salvó la situación. Ella vio todo lo que acontecía, pensó y reflexionó sobre lo que estaba ocurriendo, interpretó la necesidad y actuó en consecuencia… Estuvo atenta al otro y a lo que requería esa situación.
3. Guiar y dejarse guiar: independientemente del rol que nos toque asumir en un grupo o momento específico, eventualmente nos tocará ser el hombro en el que otras personas necesiten apoyarse, ser guías o soporte… y viceversa. Para ello es esencial no solo tener la intención de escuchar… sino hacerlo con toda la predisposición que sea posible. Estar atentos es fundamental para poder cambiar roles entre guiar y dejarse guiar, complementarnos.
Estar atentos es un gran desafío para fortalecer los vínculos que podríamos tener en lista de espera o marcados como para “después”. Un desafío que implica desconectar de uno mismo para conectar con los demás.
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