¿Alguna vez sentiste que hasta la mínima actividad se te hacía cuesta arriba? ¿Tuviste episodios de miedo irracional, preocupación e inclusive se manifestaron síntomas físicos en el proceso? Si tu respuesta es “sí”, entonces puede que la ansiedad se haya hecho presente en tu vida. ¿Sabías que la ansiedad tiene sus aspectos positivos si es gestionada de manera adecuada? Queremos compartir contigo la otra cara poco conocida que tiene.
No es un camino fácil, sin embargo, cuando logramos comprender la ansiedad en todas sus aristas la convertimos en una aliada. Descifrar el mensaje y enseñanza que trae consigo, propicia que lidiemos mejor con nuestras emociones y reacciones ante determinadas situaciones de la vida cotidiana. Queremos mostrarte cuáles son algunas de esas enseñanzas que podría dejarnos esta “aliada especial” que suele ser vista con malos ojos:
1. Aceptar el aquí y ahora: es un secreto a voces que somos dueños de nuestra realidad, que decidimos cómo nos afectan las situaciones y solamente contamos con el hoy. Entonces, es un gran ejercicio y desafío el vivir la vida, aprender de las experiencias y tomar la iniciativa para los cambios que deseamos. ¿Cuándo? Hoy, ahora.
2. Vínculo empático con los demás: tener un elevado grado de atención al estado emocional de la otra persona, desarrolla la sensibilidad personal y por ende podremos reconocer con mayor facilidad cuáles son las emociones que estamos viviendo en un determinado momento y actuar en consecuencia.
3. Más motivación, menos excusas: ¿te cuesta conciliar el sueño por las noches? Que esa no sea una excusa para justificar un mal rendimiento en el trabajo, para caer en la procrastinación o similares. Al contrario, que sea el disparador de un cambio, un impulsor de un antes y después del insomnio. Ej.: cambiar la rutina de sueño, dejar de mirar el teléfono por lo menos dos horas antes de ir a la cama, etc.
4. Echar agua y no más leña al fuego: a todos nos pasa en algún momento que fijamos nuestro foco en el problema añadiendo más trabas o contras, lo que indefectiblemente nos lleva a la preocupación, desesperación y agobio. La meta es: ante un inconveniente, respirar hondo y tratar de hallar la forma de subsanar la cuestión sin caer en la desazón o angustia.
5. La voluntad como fuerza: podemos tener “el deseo” de intentar no caer presas de la fatalidad y pesimismo, pero es importante que la voluntad de hacerlo sea mayor. Elegir y adoptar hábitos o rutinas que edifiquen. Ej.: llevar una vida saludable brinda increíbles beneficios desde lo mental hasta lo físico. Una persona que practica deportes lleva una alimentación equilibrada y cuida su salud emocional, no se llena de deseos y excusas en el camino que lleva a su meta, al contrario, simplemente avanza hacia ella. Todo está conectado a la voluntad, a decidir y persistir en ello.
En la ansiedad tenemos una gran maestra de baile… nos enseña cómo bailar con las emociones sin tropezar en el intento.
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