El contexto laboral actual y el que se está gestando no trae consigo una fórmula mágica para gestionar asertivamente las distintas organizaciones. Implica todo un camino de pruebas, ensayos, errores y mucha resiliencia. Es precisamente en este proceso que se hace vital el puente comunicacional que mantenemos con el talento humano del equipo.
¿Cómo construir algo diferente organizacionalmente que nos entrene y prepare para un futuro que todavía desconocemos?
Pudiera haber infinidad de respuestas, pero, probablemente, todas llevarían intrínsecamente el componente comunicacional: debemos entrenarnos en saber hablar con los demás. Sí, a tener conversaciones productivas, generativas, enriquecidas.
Tiempo atrás, era poco probable que los dueños o gerentes tuvieran que preguntar a los colaboradores cómo llevar adelante las empresas. Esto era visto como debilidad o falta de competencia.
Hoy en día, las organizaciones que trascienden son aquellas que hacen de las conversaciones abiertas y constantes una manera de hacer negocios. Donde el “esto sucede”, “no sé”, “¿qué se te ocurre?”, “¿cómo hacemos?”, “¿qué te parece?” son frases cotidianas que lejos de apartar las miradas y los intereses, hacen que se produzca una sinergia (1+1=3).
¿Cómo fomentamos las conversaciones eficientes? Compartimos algunos puntos en donde desde Mentu nos entrenamos día a día.
1. Poner los juicios en pausa: puede ser uno de los desafíos más importantes. Poder decodificar el mensaje de la persona a la que tengo enfrente y del diálogo que aquí, ahora se está produciendo. Quizás no se pueda eliminar, pero sí poner “en pausa” y hacer conscientes los juicios y subjetividades propios del ser humano.
2. Elegir el momento oportuno: cuando sientas que estás muy alterado/a, claramente no es el momento de sentarte a “conversar”. Como en todas las cosas, el entorno, el momento, las condiciones generales deben ser tenidas en cuenta para que el resultado sea favorable. Caso contrario, es muy válido decir: “En este momento, realmente, no estoy en condiciones de hablar sobre este tema. ¿Podemos coordinar otro día por favor?”.
3. Todo comunica: recordar que ante incongruencia entre lo que se escuche y lo que se vea (palabras, gestos, tonos de voz), el cerebro creerá que lo que ve es más verdadero que lo que escucha.
4. Dos orejas, una lengua: tantas veces escuchamos esto pero realmente, escuchar empáticamente es la clave para evitar muchos malentendidos y para realizar análisis o sugerencias que no se vean cortadas o coartadas por interrupciones indebidas.
5. El poder de las palabras: el inconsciente no distingue, por lo que es mejor limitarse a decir siempre cosas objetivas (o positivas) y nunca negativas (ni en chiste), si lo que se busca en generar un vínculo o relacionamiento armonioso.
6. No hacer suposiciones (De los 4 acuerdos de la sabiduría tolteca): Antes de suponer y sacar conclusiones, siempre es mejor preguntar.
7. No tomar nada personalmente (De los 4 acuerdos de la sabiduría tolteca): En las conversaciones positivas, uno se esfuerza más en darse a entender y construir que en creer que el otro le está haciendo o diciendo algo adrede y personalmente.
Está bueno tener presente que, así como lo expresa una frase: “somos las conversaciones que tenemos”, y por lo tanto las mismas deben llevarse con habilidades humanas, aquellas que a veces se esconden muy por debajo de los títulos, rangos y cargos.
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