Las medidas para evitar la propagación del Covid-19 en el mundo han tenido como consecuencia menor actividad económica, aumentando la cantidad de desempleados en los diversos sectores ante la incapacidad de mantener el salario de los mismos. Esto se tradujo en menor consumo por parte de los agentes para priorizar los gastos a las obligaciones fijas teniendo en cuenta la incertidumbre que genera esta crisis.
Así, la evolución del índice de precios de los alimentos elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), que mide la variación mensual de los precios internacionales de una canasta de productos alimenticios, ha registrado un promedio de 93,2 puntos, esto es 2,4% más que en mayo, representando el primer aumento intermensual desde el principio del año, sin embargo, comparando con el mes de junio del 2019, aún se presenta una disminución de 1,7%.
El precio de los aceites vegetales, azúcar y productos lácteos han presentado aumentos mensuales de 11,3%, 10,6% y 4% respectivamente debido a la apreciación de los aceites de palma, soja y girasol que respondieron a las limitadas disponibilidades exportables de los principales países exportadores, así como por el aumento de los precios del petróleo crudo que generó un fuerte apoyo a los mercados de azúcar alentando a las plantas azucareras a utilizar más suministros de caña de azúcar para producir etanol en lugar de azúcar, lo cual afectó a las disponibilidades de este producto para la exportación.
Sin embargo, en productos como cereales y carnes se ha dado una variación a la baja en 0,6% en ambos casos, explicado principalmente por la intensificación de la presión a la baja de los precios del trigo, en parte por las nuevas cosechas en el hemisferio norte como por la mejora de las perspectivas de producción en varios de los principales países exportadores. La menor demanda y las fluctuaciones cambiarias en determinados países hicieron que los precios internacionales de arroz registraran su primer descenso, aunque leve, desde principios de año.
Esta situación afectó el comportamiento de la cartera agrícola y ganadera nacional en general, aumentando la necesidad de créditos para mitigar los efectos causados en las ventas, sin embargo, ante la crisis actual el crecimiento de la cartera fue menos dinámico, registrándose un aumento de 1% para el sector agrícola y 3,1% para el ganadero, mientras que la menor capacidad de pago aumentó la tasa de morosidad en 0,18p.p. y 0,06p.p. respectivamente, situación que se espera mejore en la zafra 2020/21 ante las estimaciones de mayor producción de las principales oleaginosas.
FUENTE: ELABORACIÓN MENTU CON DATOS DE LA FAO Y BCP
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