La quinta edición del retiro Mentu ha sido una experiencia profundamente enriquecedora, un espacio donde hemos podido detenernos, mirarnos entre nosotros y reconocernos como equipo. Cada uno de los que formamos parte de Mentu trae consigo cualidades únicas y fortalezas invaluables que, cuando se suman, forman una sinergia que nos impulsa hacia adelante. Este retiro nos permitió recordar cuán importante es valorarnos mutuamente y comprender que cada uno de nosotros es una pieza esencial de este engranaje llamado Mentu.
Un aspecto central de este encuentro fue el agradecimiento. Agradecer no solo lo que fue, lo que es y lo que esperamos que sea, sino también lo que no salió como habíamos planeado. Hay un poder transformador en agradecer aquello que no resultó como esperábamos, porque es ahí donde reside el mayor aprendizaje. Sentir esa gratitud es sanador, nos abre el corazón a nuevas oportunidades y nos invita a seguir adelante con más fuerza. Agradecer lo que la vida nos pone enfrente, sea bueno o desafiante, es un ejercicio que vale la pena vivir y compartir en equipo.
No fue casualidad que estos temas hayan surgido justo el jueves 10 de octubre, coincidiendo con el Día de la Salud Mental. La reconexión no fue solo con nuestros compañeros, sino también con nosotros mismos. Fue un doble despertar, una invitación a cuidar nuestra mente, nuestras emociones y a reconocer que la salud mental es parte fundamental de nuestro bienestar integral. El retiro, en ese sentido, fue una oportunidad de detenernos, respirar y reconectar con lo que verdaderamente importa.
El asado de equipo fue otro momento inolvidable. No solo compartimos comida, sino que compartimos nuestras formas únicas de estar presentes. Cocinamos juntos, comimos, bailamos, hablamos, nos abrazamos. Cada uno, desde su autenticidad, aportó su energía al grupo. Estos momentos de conexión genuina son los que realmente fortalecen los lazos y hacen que el trabajo en equipo sea algo más que simplemente una colaboración profesional. Es un verdadero encuentro de personas que se aprecian y disfrutan el compartir.
En esta edición también nos desafiamos a ser mejores. La recertificación como empresa B es un reflejo de nuestro compromiso por hacer las cosas de la mejor manera posible, no solo para nosotros, sino para el mundo en general. Nos permitió reflexionar sobre el impacto que podemos generar y el tipo de legado que queremos dejar.
El retiro también fue testigo de cierres de ciclos, de "hasta luego" a algunos de nuestros mentuers. Esos momentos de despedida, aunque agridulces, son una parte natural de nuestro camino. Nos recordaron la importancia de honrar los ciclos, celebrar lo vivido y desear lo mejor a quienes continúan su camino fuera de Mentu. Sabemos que, de una manera u otra, siempre seguirán siendo parte de este gran equipo.
Lo más valioso de estos espacios como el retiro Mentu es precisamente eso: tomarnos el tiempo para alejarnos, respirar y mirarnos a los ojos…desconectar para reconectar.
Elaborado por: daianacaceres@mentu.com.py
Unidad: Personas y Desarrollo
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