
Se habla mucho últimamente de buscar, desarrollar e implementar estrategias innovadoras en las organizaciones, mientras que tiende a pasar a un segundo plano el reconocer e impulsar talentos disruptores que forman parte del equipo. ¿A qué hacemos referencia cuando hablamos de talento disruptor?
Según la RAE (Real Academia Española) disrupción es una rotura o interrupción brusca.
Cuando se emplea el adjetivo de disruptivo/a para referirnos a una persona, lo hacemos debido a que se caracterizan por detectar oportunidades para hacer las cosas de una manera completamente diferente. Por lo general sugieren o emplean soluciones rápidas que agregan valor.
Las organizaciones que desean atraer talentos disruptores deberán ser capaces de atravesar varios desafíos desde el proceso de selección.
El talento disruptivo posee atributos que pueden hacer grandes aportes a la organización. Una persona con este tipo de perfil tiende a destacarse por pensar y actuar de manera distinta a lo esperado, es innovadora, cuestiona, descubre tendencias, identifica oportunidades comerciales y siempre está en búsqueda de caminos para lograr los objetivos que lleven al éxito.
¿Todo es color de rosa con talentos disruptivos? No, en la experiencia de organizaciones que se dedican a reclutar personas con estas características, el mayor cuidado que se debe tener al contar con disruptores en el equipo es el de un liderazgo enérgico – no autoritario – para evitar que los procesos se frustren o fracasen.
La empresa británica ABA Agri del rubro alimenticio insiste en reclutar candidatos que sean provocadores, resueltos e incansables en el logro de metas. Que estén preparados para discutir y debatir, no simplemente aceptar normas o lo tradicional (disruptores).
Logran integrar a las personas -disruptoras y no disruptoras- de una manera inteligente tomando como norte la visión y misión de la organización.
¿Puede un talento disruptivo no encajar con la cultura de una organización? Puede, de hecho, hay un caso muy conocido como el de Richard Branson, quien inició su negocio de manera independiente con una cultura empresarial muy propia y en esencia disruptiva.
En sus palabras: “ignorar el status quo e incluso admitir que a veces el cliente no siempre tiene la razón. Como un disruptor, tú tienes que establecer los nuevos puntos de referencia y establecer nuevos estándares”.
El desafío es acompañar de manera inteligente el proceso de un talento disruptor durante su paso por la organización.