El colaborador precisa del reconocimiento y espacio especial para sentirse parte importante de la organización, logrando esto inevitablemente se fortalecerá el clima organizacional y mejorarán los indicadores de desempeño y satisfacción en la empresa. Tiene mucho de esto lo que impulsó aquella histórica serie de manifestaciones en Estados Unidos donde exigían derechos para los trabajadores.
En el año 1886 se llevaron a cabo manifestaciones donde se exigían derechos para los trabajadores, entre las demandas tuvo principal foco la reducción de horas laborales que equivalían a una carga horaria de hasta 100 horas semanales, semejante a 17 horas diarias en la semana. Las manifestaciones tuvieron éxito y se logró la implementación de una jornada laboral de 8 horas diarias que luego se trasladaría por la mayoría de los países.
Si bien este hecho ocurrió en América del Norte, el primer país en establecer el 01 de mayo como día del trabajador y declararlo feriado nacional fue Francia en el año 1919. Desde entonces se ha vuelto una fecha especial marcada por celebraciones y ritos que van extendiéndose alrededor del mundo.
La lucha que reivindicó mejores condiciones laborales es la razón por la cual el próximo lunes festejaremos el trabajo.
¿Trae algún tipo de beneficio detener las actividades laborales para dedicar un tiempo a conmemorar esta fecha? Por supuesto, es una manera en la que una organización expresa a sus colaboradores que:
Apartar una jornada para celebrar esta fecha no es “agenda muerta” o “pérdida de tiempo”, al contrario, es invertir en el futuro de la empresa que pretende llegar lejos con un equipo con alto sentido de pertenencia, productivo y eficaz.
Leonard J. Glick, profesor de gestión y desarrollo organizacional de Northeastern University, Boston en su momento expresó: “la motivación del colaborador viene de la oportunidad de aprender, de contribuir”.
Las empresas con colaboradores felices son las más prósperas y exitosas.
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