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Según los datos preliminares de la Oficina de Análisis Económico de los Estados Unidos (EE.UU.), en el último trimestre del 2022, el PIB estadounidense se incrementó 2,9%, tasa menor al 3,2% registrado en el tercer trimestre.
Dicha desaceleración en el ritmo de crecimiento podría deberse a la caída de las exportaciones y en la inversión fija residencial, esta última reflejada por la disminución de la construcción de viviendas. Los aumentos en la inversión en inventarios privados y el gasto del consumidor atenuaron la caída del PIB.
Con estos datos, es mayor la preocupación por la posible recesión para el corriente. No obstante habría que estar pendiente de otras variables como el empleo, las solicitudes de desempleo o el spread entre los bonos del tesoro en el corto y largo plazo que pueden dar indicios de como se desempeñará la economía estadounidense en el corto plazo.
Así también, cabría analizar el efecto de la política monetaria restrictiva de suba de tasas que podría limitar la actividad económica