Alguna vez hemos escuchado sobre ÉTICA e INTEGRIDAD como aspectos fundamentales en toda organización. Sin embargo, ¿conocemos realmente qué implican estas dos palabras? En el Pulso Clave de hoy nos gustaría compartir brevemente sobre algunos puntos interesantes que podrían esclarecer un poco más sobre este tema.
De acuerdo con la RAE (Real Academia Española) Ética es: un conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida. Mientras que la Integridad es definida de manera general como: obrar con rectitud y apego a los principios. ¿De qué manera se conjugan ambas palabras dentro de las organizaciones? ¿Qué impacto tienen? ¿Por qué es importante que no sean meras formulaciones conceptuales en un lindo manual o ideal corporativo? ¿Se puede ser una organización ética, pero sin integridad? Estas y muchas más pueden ser las preguntas que surjan cuando se habla de Ética e Integridad organizacional, y todas son muy válidas.
Aristóteles en su libro Política y Ética a Nicómaco habla de que toda acción debe ser ejecutada de forma moralmente virtuosa, con objeto de hacer el bien. Hoy en día para que esté dada esta condición, los conceptos de sostenibilidad deben ser incluidos en la estrategia organizacional, manteniendo los elementos necesarios para renovar o reorganizar la empresa y lograr su vigencia a largo plazo, para ello es necesario un compromiso moral que involucre actos concretos en el día a día. Una empresa que se rige por un modelo corporativo sostenible se caracteriza por contar con una estructura de gobernanza que, además de lograr un buen desempeño financiero, ejecuta acciones que tienen un impacto ecológico y social en su comunidad. Todo esto bajo la luz de la ética e integridad empresarial.
Toda empresa desea lograr ser catalogada como transparente y honesta, que tanto interna y externamente sea valorada como una organización de triple impacto y llegar a eso lleva su tiempo, dedicación, trabajo y compromiso real con los pequeños/grandes pasos que deben ser dados diariamente para llegar a ese objetivo. La cultura tiene un rol importante en toda esta dinámica, ya que a través de ella se van puliendo y madurando ideas hasta llegar a convertirlas en hábitos inherentes de cada integrante del equipo o representante de la marca.
Si bien organizacionalmente el fin mayor es mantener el crecimiento y permanencia a largo plazo, es vital incorporar en el proceso las ganas, el deseo y el hambre de trascender y expandirse en un mundo de alta competitividad e incierto. Tomar la ÉTICA no como un check en la lista de cumplimiento sino como guía para una forma de vivir (INTEGRIDAD) y hacer negocios.
Nosotros desde Mentu podemos colaborar contigo en este proceso, ¿de qué manera? A través de nuestro servicio Diseño y desarrollo de un Código de Ética. ¿Te gustaría informarte más? Más detalles aquí.
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