Desde Mentu, promovemos la igualdad de oportunidades para todas las personas y no pocas veces nos sentamos a debatir y analizar el impacto positivo de la diversidad.
Lejos de entrar a juzgar los paradigmas sobre conductas que debieran tener hombres o mujeres, queremos hoy analizar el complemento entre fuerzas femeninas y masculinas (que todos tenemos en mayor o menor medida) poniendo al servicio de la organización.
En general, las fuerzas masculinas aportan:
1) Acción en el corto plazo:
El poder actuar rápidamente, con enfoque directo y casi inmediato.
2) Orientación a resultados:
Poder canalizar las tareas como medios para llegar a resultados más trascedentes.
3) Análisis y lógica:
Poder desglosar los temas, encontrar soluciones viables, prácticas y racionales
Y las fuerzas femeninas aportan:
1) Resiliencia:
En medio de la adversidad, empoderarse y adaptarse
2) Empatía:
Ponerse en el lugar del otro, entregarse y ponerse a disposición, con respeto, amor y tolerancia
3) Multitareas:
Tener varios focos de atención prendidos a la vez. Poder ir y venir entre temas varios a ejecutar
Todos tenemos fuerzas femeninas y masculinas enlazándose todo el tiempo, no son exclusivas de hombres o mujeres, aún cuando sí existan estudios que hablen de preponderancia de uno u otro según el sexo. Los rasgos femeninos o masculinos también tienen lados poco felices: agresividad, inseguridad, individualismo, victimismo, perfeccionismo. La clave está en integrar y tratar de armar un esquema armonioso de trabajo y colaboración en y para los equipos.
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