La tasa de morosidad del sistema bancario ha registrado incrementos durante los últimos meses, llegando a ubicarse en 2,89% en el quinto mes del año, en medio del contexto económico desafiante de bajo crecimiento y altos precios que afectan en mayor proporción a los sectores cuyas actividades no habían recuperado aun su ritmo de prepandemia.
El análisis de los segmentos considerados tradicionales por su importante participación en el total de créditos, tales como el consumo y el comercio, señala una caída en la tasa de retrasos lo que podría estar reflejando el aumento de la cartera total así como su ajuste.
En contrapartida, la morosidad de los segmentos servicios personales, construcción, venta y reparación de vehículos, y otros sectores económicos continuó incrementándose.
El margen de desarrollo de herramientas que ayuden a los agentes a cumplir con sus obligaciones es limitado, en línea con una actividad económica deteriorada y del progresivo aumento de la morosidad. El panorama de los créditos podría mejorar hacia finales del año.
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