El saber hacer preguntas es una herramienta muy valiosa para lograr el objetivo de crear valor en la organización: propicia el aprendizaje y el compartir ideas, favorece el proceso de innovación y contribuye a generar confianza entre los miembros del equipo.
En general si es tan fácil hacer preguntas, ¿por qué nos cuesta tanto hacerlas? Pueden presentarse distintas situaciones, una de ellas podría ser el hecho de caer en el egocentrismo… “yo sé todo, siempre me informo y estoy listo para impresionar”, por lo que la persona descarta de manera automática la posibilidad de hacer preguntas. Puede ocurrir que la apatía tome un rol protagónico de la mano del desinterés, o, muy por el contrario, algunas personas decidan guardar silencio por temor a quedar expuestos. Las causas pueden ser miles, en este Pulso Clave te proponemos algunos tips para sacar el mayor provecho a las preguntas que podrían abrir nuevos horizontes en la organización.
- Ser como niños: alguna vez todos fuimos niños y atravesamos por aquella etapa donde formulábamos preguntas sin ton ni son a los adultos, preguntas que eran inspiradas por la curiosidad característica de la infancia. No estaría de más estimular nuestra curiosidad para preguntar sin temor y con una insaciable sed de aprender y descubrir cosas nuevas.
- Entender y aprender: tener curiosidad es un primer paso para ejercitarnos en el proceso de hacer preguntas.
Otro desafío durante el camino es el de entender las respuestas para aprender. No es lo mismo transcribir una entrevista grabada que redactar sobre los puntos clave destacando las ideas centrales del tema en cuestión.
- Simplificar adecuadamente: toda vez que entendemos y aprendemos sobre un tema, es mucho más fácil simplificar la información (pasar de un lenguaje técnico a uno sencillo) para compartirla o fijarla correctamente. Menos, es más.
- Organizar ideas: cuando una conversación fluye de manera natural, se va creando un diálogo equitativo y durante el mismo se generan los espacios correspondientes para hacer preguntas, para ellos es vital organizar las ideas para formular el cuestionamiento que podría despejar las dudas que tengamos sobre un tema en específico.
- Fluir y disfrutar: para que surjan las preguntas adecuadas deben cumplirse dos condiciones: confianza y apertura entre las personas que forman parte de la conversación. En un ambiente ameno donde se hace presente la confianza, es muy seguro que las preguntas asertivas fluyan y el resultado sea un abanico de aprendizajes.
Aunque parezca contradictorio, en el ejercicio de hacer preguntas con inteligencia se incluyen espacios para hacer silencios donde estemos presentes y atentos al otro. Las preguntas son una excelente manera de desafiarnos, reflexionar, cuestionar, abrirnos a nuevas posibilidades y en definitiva llegar a conocernos mejor, encontrar el sentido de cada una de las experiencias que vivimos.