La tasa de inflación anual de Estados Unidos (EE.UU.) se moderó en abril, ubicándose 0,2 puntos porcentuales por debajo del 8,5% de marzo, que había sido el dato máximo en 40 años.
El incremento de los precios fue impulsado por los precios de la energía que se incrementaron 30,3% y el precio de los alimentos que subieron 9,4%.
La guerra entre Rusia y Ucrania, así como los confinamientos por Covid-19 en China, añaden incertidumbre en las cadena de suministros mundial elevando costos. Si bien la inflación interanual se desaceleró, sigue pendiente de la evolución de estas condiciones.
La elevada inflación en el país del norte, ha conducido a la Reserva Federal (FED) a subir sus tasa de referencia hasta el rango de 0,75%-1%, previéndose ajustes en otros 100 puntos básicos entre junio y julio.
Esta política ha llevado a varios países de Latinoamérica a subir también sus tasas de referencias con el fin de poder desincentivar la fuga de capitales.
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