Los bonos en dólares del Gobierno argentino tuvieron una fuerte caída similar a la previa del default del 2001, debido a que el Banco Central Argentino (BCRA) dejó de intervenir en el mercado bursátil permitiendo fluctuar las cotizaciones del peso argentino.

Esto provocó que en la semana la deuda publica argentina haya entrado en pérdidas hasta niveles considerados en default, elevando el riesgo país a 1.815 puntos básicos.

El Ministro de Economía argentino pidió al FMI una mayor flexibilidad en los plazos para poder salir de esta situación, solicitando refinanciar la deuda a un plazo de 10 años con periodo de gracia de 4 años.

El país vecino enfrenta además otros desafíos, tales un elevado déficit fiscal que no puede seguir siendo financiado por emisión monetaria y una alta inflación.