Elaborado por: economia@mentu.com.py
Publicado por: https://www.5dias.com.py/opinion/camino-a-la-reforma-de-la-salud-en-paraguay
Además de la situación de pandemia, el sistema de salud del país tiene desafíos que encarar a nivel estructural para lograr sus objetivos. Así se requieren reformas en varios aspectos, que necesitan de la cooperación de los actores involucrados para ser logradas en tiempo y forma.
Para entender cómo funciona el sistema de salud en Paraguay, y por sobre todo los desafíos que enfrenta, se debe partir de su caracterización. En la actualidad, existen básicamente tres subsistemas: el público, el de seguridad social y el privado, que involucran a por lo menos ocho proveedores del servicio de salud, incluyendo el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPBS), el Instituto de Previsión Social (IPS) y las compañías privadas de medicina pre-paga.
El análisis de organismos internacionales en cuanto a la eficiencia de dichos proveedores concluye que el sistema paraguayo es altamente fragmentado, lo cual no sólo genera una ineficiencia sistemática en la provisión de servicios y gestión de medicamentos e insumos, sino que incide de forma negativa en el gasto de bolsillo de la población y en la equidad del acceso a los servicios mencionados.
Si se evalúa el alcance a partir del gasto público en salud como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el acceso al servicio muestras señales de mejora. En la década de los 2000, la relación gasto en salud/PIB era de aproximadamente 4,4% en promedio, dato que se incrementó al 6,3% en la década siguiente. El mayor gasto se reflejó en un mayor acceso a los servicios de salud, que según estadísticas oficiales alcanzan a más del 73% de los paraguayos. No obstante, la mayor cobertura no necesariamente implica mayor eficiencia o mayor calidad del servicio.
Por otro lado, si bien en la actualidad 28 de cada 100 personas poseen cobertura de seguro médico –relación que también creció en los últimos 20 años–, existen razones de peso que limitan la cobertura. Entre las principales, se ubica el aspecto financiero del seguro médico. El costo de un programa que genere algún tipo de cobertura de salud, por más mínima que sea, tiende a ser alto.
Respecto al gasto general en salud por paraguayo, generado por el Banco Mundial y clasificado por fuente de financiamiento, se observa que, a lo largo de la última década, la parte de dicho gasto solventada por el Estado fue creciendo. Hasta el último año disponible (2018), el 43,7% del gasto en salud por paraguayo era financiado por el Estado.
Sin embargo, el gasto de bolsillo tiene una participación relativamente mayor. Es decir, el 45,3% del gasto en salud es pagado por los paraguayos con sus propios recursos. Otras estimaciones afirman que el gasto de bolsillo alcanza incluso el 49,3% del total, y su mayor componente es la compra de medicamentos.
En un país con desigualdad e inestabilidad en la estructura de ingresos, un alto gasto de bolsillo genera desafíos importantes, especialmente en lo que respecta a la población de menores ingresos, que se ve excluida del sistema por la imposibilidad de cubrir dicho gasto. En ese sentido, estudios de Giménez et al. (2018a, 2018b y 2019) evalúan dos indicadores: el Gasto Catastrófico de Salud (GCS) y el Gasto Empobrecedor de Salud (GES) en Paraguay, con resultados contundentes.
A modo de entender los conceptos, se considera GCS cuando el gasto de bolsillo supera aproximadamente el 40% de la capacidad de pago de los hogares, y el GES ocurre cuando un hogar no pobre se empobrece por gastos de bolsillo por motivos de salud. Según los investigadores, en el caso de Paraguay, la incidencia de los GCS fue mayor para los hogares rurales (60%) y pobres (73%), mientras que casi el 15% de todos los hogares del país fueron empobrecidos por motivos de salud. Dado que Paraguay ha asumido el compromiso de alcanzar la cobertura universal de la salud para el año 2030, uno de los desafíos mencionados es el diseño de un modelo de financiamiento que pueda ser justo y equitativo.
Otro desafío vinculado a la fragmentación del sistema está relacionado con la gobernanza a nivel institucional. Varias funciones de rectoría, compra y prestación de servicios en el sector público no se encuentran claramente delimitadas, mientras que otras funciones se superponen, lo cual genera problemas a la hora de una coordinación eficiente. El trabajo en este punto, además de una mejora en la estructura organizacional, implica ajustar el marco legal vigente de tal forma a que acompañe dicho proceso, en lugar de ralentizarlo.
Por su parte, las deficiencias en la gestión de la información se pueden resolver mediante inversión en tecnología y capacitación en todos los niveles. La consolidación y actualización de datos en forma integrada y sencilla, de manera que se pueda evaluar la calidad y efectividad de las políticas públicas en salud y sea de utilidad para la toma de decisiones debe de ser una de las prioridades a nivel nacional.
Consideraciones finales
Todas las reformas organizacionales, financieras y de gestión de datos que pueda realizar el sector de la salud deben ir acompañadas de un cambio en el paradigma de la atención a la ciudadanía.
El enfoque de la salud en Paraguay debe migrar desde lo paliativo hacia las políticas preventivas y la atención primaria, a través del fortalecimiento de las Unidades de Salud de la Familia, la priorización de la salud materno-infantil y la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles. Así, este cambio de paradigma no sólo sería un ahorro en términos monetarios, sino una mejora en la calidad de vida de la población, en particular de la más vulnerable.
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