“El no conflicto no puede ser la medida del éxito de una relación”. Esta frase la reflexionamos hace unas semanas con una colega uruguaya con quien trabajamos habilidades blandas. La frase llegó con una fuerza potente a nuestro estómago, como esas emociones que pretenden alertarnos de mensajes importantes.
Y sí. Tiene sentido la frase. Si bien, es algo que normalmente evitamos, toda relación (incluida la laboral) es susceptible de tener conflictos grandes o pequeños, profundos o superficiales, predecibles o recurrentes.
Conflicto: oposición o desacuerdo entre personas o cosas...No es real mantener un modelo de “familia Ingalls” (frase que entenderán Generaciones X y mayores) todo el tiempo, toda la vida. Y quizás no sea sano pretender que no existan ya que prácticamente atenta contra la naturaleza humana: tenemos diferentes creencias, culturas, expectativas, intereses. O incluso puede ser señal de no ser auténtico con el otro o no sentar postura ante determinadas situaciones.
El secreto está en la forma en que somos capaces de manejar el conflicto y resolverlo. En evitar que existan consecuencias interpersonales dolorosas. Por lo tanto, cuando surja un conflicto con alguien, te invitamos a que lejos de rebajar o desmerecer ese vínculo o creer que esa relación o persona no valen la pena, pienses objetivamente en el tema. (Por supuesto, nos estamos refiriendo a ocasiones o eventos que no atentan contra la integridad física/emocional o dignidad de las personas).
Te dejamos 5 tips para administrar conflictos convenientemente:
1. Mantener la calma: ante cualquier conflicto, antes de actuar o responder es sumamente importante que te tomes el tiempo para respirar y tranquilizarte, de esa manera evitas aumentar la tensión y estas más encaminado a resolver de manera asertiva la situación.
2. Analizar la situación: definir cuáles son tus objetivos al momento de enfrentar el conflicto. Determinar si el resultado que podría darse será de utilidad para ambas partes o no y conforme a ello, tomar la decisión.
3. Escuchar: este punto es el más desafiante de todos, porque es común escuchar para responder y no para comprender. A través de esa capacidad de escuchar se conocen las perspectivas de los demás, es ahí donde se genera el puente hacia los acuerdos y posibles soluciones.
4. Evitar ataques personales: parece algo obvio, sin embargo, está bueno recordar que los insultos o ataques personales son armas efectivas para destinar al fracaso cualquier intento de resolver un conflicto. "Suave con las personas, duro con el problema", hacerlo al revés daña nuestras relaciones.
5. Confrontar, acordar y continuar: a veces el “consenso” no condice con lo que nos hubiese gustado obtener, por lo que es bueno considerar la opción de dejar que todo fluya de la manera más diplomática posible donde ambas partes estén tranquilas.
Los conflictos son ingredientes infaltables en las múltiples opciones que se incluyen en la carta de la vida. Obviarlos es perder una parte sustanciosa de la experiencia que tiene un aprendizaje para cada uno. Para el momento que estos hagan acto de presencia… no tengamos miedo de asumirlos. Todo forma parte del proceso de crecer y construir en conjunto.
En Mentu decimos que diferencia no es igual a divergencia ¿qué opinas?
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