Elaborado por: economia@mentu.com.py
Publicado en: https://www.5dias.com.py/opinion/nexos-entre-la-educacion-y-la-pobreza-post-pandemia
En Paraguay, la relación entre limitaciones en la educación y tasas de pobreza ha sido estrecha desde siempre. En ese sentido, la crisis sanitaria representa numerosas dificultades para ambas, con implicancias complejas que requieren de soluciones urgentes a fin de seguir en la senda del desarrollo.
Desafíos para la educación
En base a la realidad regional, las proyecciones del Banco Mundial verifican que la deficiencia y desigualdad en la aplicación de la metodología de educación a distancia podrían hacer que 2 de cada 3 estudiantes en América Latina no sean capaces de leer o comprender textos adecuados para su edad.
Este comportamiento significa que no sólo se profundizaría la crisis educativa existente, sino que se registrarían pérdidas de aprendizaje significativas en toda una generación de estudiantes. De manera particular, aunque necesario para el control del avance de virus, el cierre de escuelas tendría consecuencias importantes para los estudiantes que viven en situación de pobreza, y es probable que agudice las disparidades existentes. Para el caso de Paraguay, donde el 28,6% de la población tiene entre 0 y 14 años, esta información es pertinente.
Incluso antes de la pandemia, los estudiantes paraguayos se enfrentaban a importantes retos educativos y de desarrollo. Según datos del Índice de Capital Humano del Banco Mundial, los niños y jóvenes en Paraguay alcanzaban sólo el 52,8% de su potencial, mientras que el 74% de los estudiantes no llegaba al nivel mínimo de rendimiento en las pruebas PISA, situación que se volvía aún más compleja en las zonas rurales.
Además de los problemas relacionados con el rendimiento estudiantil, el presupuesto destinado a educación, de alrededor de 3,7% del Producto Interno Bruto (PIB), es uno de los más bajos de la región. Esto implica que, pese a la cantidad de funcionarios, existen limitaciones en cuanto a inversión en capital humano e infraestructura, en materiales tanto impresos como digitales, y en insumos, como las computadoras.
Si bien el aprendizaje puede continuar sin mayores obstáculos para los estudiantes de hogares con mayores ingresos, es mucho más probable que los de hogares en situación de pobreza tengan dificultades para completar las tareas debido a su precaria situación. Además, los estudiantes que no tienen acceso a Internet y a plataformas digitales, especialmente los de comunidades rurales, tienen limitaciones para participar en el aprendizaje autónomo a distancia durante el cierre de las escuelas.
En ese sentido, según datos del Instituto Nacional de Estadística, en el 2019 sólo el 28,3% de la población contaba con acceso a internet, cifra que se reduce a 8,7% en la zona rural. Además, sólo el 10,2% de la población rural tenía acceso a una computadora.
Estos datos se reflejan en la disparidad de la asistencia a clases virtuales por área de residencia. El 71,8% de los estudiantes de áreas urbanas participó de sesiones virtuales con sus docentes, mientras que esta cifra se reduce a 56,3% entre los estudiantes de áreas rurales.
Riesgos asociados que se deben considerar
Las experiencias recientes de países en desarrollo sugieren que el cierre de escuelas es un factor determinante en la deficiencia nutricional. Esto se debe al hecho de que, para muchos estudiantes en situación de pobreza, las escuelas no son sólo un lugar de aprendizaje, sino también fuente de alimentos. Asimismo, el almuerzo escolar está asociado a la mejora del rendimiento académico, mientras que la condición de inseguridad alimentaria está asociada a un bajo rendimiento educativo y a dificultades en la salud física y mental.
Además de la pérdida inmediata de aprendizaje, algunos estudiantes pueden decidir abandonar la escuela de forma permanente e insertarse al mercado laboral, eliminando así parte del progreso realizado en relación con la reducción del trabajo infantil. La experiencia demuestra que los niños y jóvenes no escolarizados corren un riesgo mucho mayor de trabajar para ayudar en la economía familiar.
Más allá de los retos educativos, las familias de bajos ingresos se enfrentan a un desafío adicional. A medida que las escuelas reabren, los padres con ingresos limitados por el contexto podrían no tener recursos para pagar cuotas escolares, materiales y uniformes, lo cual podría generar mayor matriculación en las escuelas públicas, incrementando los niveles de gasto del Estado.
Por su parte, las implicancias de la pérdida de aprendizaje en el retorno de la educación, a través de los ingresos y la productividad, es sustancial. Al combinar la escolaridad que generalmente alcanzan los niños con la calidad del aprendizaje durante los años de escuela, el Banco Mundial estima que, con un cierre de escuelas por 10 meses, la pérdida de aprendizaje para Paraguay sería de 17,1% (1,2 años perdidos), lo cual se traduciría en el aumento de costos económicos agregados por ingresos no percibidos.
Estrategias de solución
Como el cierre de las escuelas responde a una política de protección de la salud pública, se requieren de estrategias que permitan reducir al mínimo el costo de oportunidad de este cierre temporal. En el corto plazo, se deben atender las necesidades inmediatas de nutrición y aprendizaje de los estudiantes en situación de pobreza. La continuidad de los programas de alimentación escolar es esencial, y se deben buscar formas eficientes de adaptación de los materiales de aprendizaje para los alumnos sin acceso a Internet, a una computadora o a un lugar de estudio.
En el mediano y largo plazo, la respuesta a nivel institucional debería incluir apoyo adicional para los niños de los hogares de bajos ingresos para empezar a cerrar la brecha de aprendizaje. Sólo así se podrían definir perspectivas más favorables de desarrollo, en el que la educación es condición necesaria para reducir la pobreza.
Estimaciones y escenarios para Paraguay en base al tiempo de cierre de las instituciones educativas
Fuente: Banco Mundial
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