Al analizar los países de ingreso bajos y medio, el informe del Banco Mundial, denominado “Lifelines Tomando acción hacia una infraestructura más resiliente” estima en USD 4,2 billones el beneficio neto de invertir en infraestructuras más resilientes, es decir, resistentes y con capacidad de prestar servicios ante un evento natural adverso. El informe concluye que con el tiempo las infraestructuras resilientes generan un mayor beneficio que construir obras sin esa preparación, cuyo costo de reconstrucción y reparación es mayor en el largo plazo y se suma a los costos que asumen las personas y empresas por causa de la interrupción en sus servicios, estimados en USD.90 mil millones y USD.300 mil millones al año, respectivamente. El Gobierno Nacional debería invertir en infraestructuras más resilientes para minimizar las consecuencias de los desastres naturales en el bienestar de las personas.